He tenido la ocasión de conocer las cervezas de Valentivm, una pequeña fábrica valenciana arraigada en la localidad de Llombai. Lo que más me he llamado la atención de esta microcervecera es la estrategia de dos líneas de producto bien diferenciadas. Con una capacidad de producción de 20.000 litros al año, los valencianos apuestan por dos diseños distintos bajo la misma marca.
Por un lado, Valentivm produce sus tres recetas originales: una blonde ale, una brown ale y una porter. Podemos identificarlas como una rubia, una tostada y una negra; que se aproxima a la categorización de cualquier consumidor casual. En consonancia, el alcohol de este trío no supone un cambio respecto al volumen alcohólico de la cerveza común, ya que oscila entre el 5% y el 6%.
Pues bien, las referencias originales de Valentivm tienen un diseño muy vistoso. No son botellas de vidrio al uso, sino que la fábrica apuesta por un continente recto que no asociaría a un tercio de cerveza; vestido a su vez con una etiqueta brillante a dos colores donde exhibe una Venus sobre un ánfora.
Respecto a la cerveza en sí, me ha sorprendido lo bien ejecutados que están los estilos. No percibí ningún defecto. Son tres cervezas sencillas que se ajustan con fidelidad a los criterios de una guía como la del Beer Judge Certification Program. Tienen calidad suficiente para agradar a aficionados y expertos por igual.
En cuando a la IPA de nombre Hops Guardian y la de trigo llamada Wheat Guardian, la pareja luce en su etiqueta un espantapájaros cadavérico con una guadaña. Tanto el nombre como la ilustración ya son una declaración de intenciones. El mensaje es diferente al de las otras cervezas.
En definitiva, Valentivm ha captado mi curiosidad por la adecuación de sus estilos y las dos líneas de diseño que envuelven sus cervezas. Mientras que las primeras podrían aparecer en la mesa de cualquier restaurante, las más coloridas destacarían en tiendas especializadas y en barras de bar sin complejos.
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