Como buenos vikingos, nos gusta el hidromiel y la carne. Somos parrilleros, así que vamos a preparar una alitas de pollo maceradas en hidromiel. Guarda los cubiertos en el cajón porque esta receta fácil y deliciosa a partes iguales vamos a devorarla con las manos ¿Estás dispuesto a darte un banquete de dioses?
Esta receta es bastante versátil en el sentido de que se adapta a tus gustos. Puedes cocinar las alitas enteras o partidas. Puedes dejar la piel o quitársela. La clave está en macerar las alitas con hidromiel semidulce o semiseco por una noche en la nevera. Para permitir que la bebida penetre en el pollo, puedes pinchar la superficie de las alitas con la punta de un cuchillo. De esta manera, la carne se ablanda y adquiere el sabor especial que buscamos. Puedes incluso añadir tomillo o romero para aromatizar. No necesitas más.
A la hora de colocarlas a la parrilla, es importante que hayamos retirado el líquido sobrante. Vamos a condimentarlas solo con sal fina y una pizca de pimienta recién molida. Después las volteamos cada 5 minutos hasta que estén bien doradas o en el punto que más te gusten. En ningún caso las ases sobre llamas. Debe haberse formado una cama de brasas blancas para que las alitas no se quemen.
El auténtico truco viene ahora. Necesitamos un difusor -como los botes pequeños de perfume- e hidromiel dulce. Es habitual embadurnar las alitas de salsa con alguna brocha, pero nosotros utilizaremos un difusor para rociarlas de hidromiel dulce en cada vuelta. El resultado será delicioso: acarameladas por fuera y tiernas por dentro. De nuevo puedes agregar hierbas aromáticas a las brasas para darle un rico sabor ahumado, aunque solo con hidromiel es más que suficiente.
Al contrario que la cerveza, el hidromiel no amarga. Es más, el gusto ácido de esta bebida equilibra la grasa propia de las alitas ¿Te atreves a poner en práctica esta sencilla receta? ¡Lo tienes bien fácil!
Que buena pinta!!!
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