Ha llovido desde que documenté esta vivencia...
Servidor pasó agosto exiliado en Torrevieja, y agosto da para beber mucha cerveza. De entre toda la cerveza que bebí, hay una experiencia que me apetece compartir. Una tarde, con la nevera casi vacía, fui al Carrefour de la zona, y descubrí que había una sección de productos internacionales. También había cerveza, sobre todo británica. De hecho, había buenas marcas como Wychwood (Hobgoblin) y Fullers, pero acababa de llegar de Londres y ya tenía suficiente cerveza inglesa en vena. Así que me decanté por otras cervezas que me llamasen la atención. Tenía la idea de catarlas con algún otro producto, y una oferta en quesos de importación me lo puso fácil.
Empecé por la Crabbies Raspberry, una ginger ale (cerveza de jengibre) con frambuesas. Es una cerveza de color rosa, cuya espuma desaparece bastante rápido. Huele como una gominola. Sabe entre picante, dulce y ácido. El sabor a frambuesa es un poco artificial, pero el resultado no me disgusta. Parece más bien un refresco. Es agradable sin más. Para maridar, elegí un riquísimo queso brie relleno de arándanos. Esta fue la combinación que más me gustó, y solo tiene 4% de alcohol. Además es apta para celíacos.
Después ataqué un queso holandés muy especial, pues lleva una cubierta de mostaza y trufa. Acompañé este queso tan delicioso con una G de Goudale Grand Cru. Es una “biere de garde (cerveza de jardín), que podemos interpretar como pale ale franco-belga. Elegí esta cerveza por el recubrimiento opaco de la botella y porque se había empleado lúpulos Citra y Amarillo en su elaboración además de naranja y cilantro para darle un toque especiado. La verdad es que la cerveza no estaba a la altura del queso. El lúpulo había desaparecido, y me pareció demasiado dulzona. Lo mejor de la cerveza es que esconde bien el 7,9% de alcohol.
A modo de colofón, rematé con una Innis & Gunn Blood Red Sky. Es una scottish ale que ha madurado dos meses en barricas de ron. Es una cerveza de color oscuro, maltosa, dulce y que recuerda al destilado, pero la sensación resulta demasiado alcohólica para mi gusto a pesar de que “solo” tiene 6,8% de volumen. El queso, en cambio, es una maravilla. Seleccioné un queso cheddar madurado con whisky irlandés.
En resumidas cuentas, mi favorita fue la cerveza de jengibre con frambuesas Crabbies Raspberry. Respecto a los quesos, todos me gustaron mucho. Estuve más acertado en la elección de quesos que a la hora de seleccionar las cervezas, pero la experiencia en conjunto fue agradable e interesante. Merece la pena fisgar a veces entre las estanterías del supermercado.
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